¿La muerte de la bibliofilia?
¿Hay una edición de bolsillo? ¿Lo tienen en rústica? Estas dos expresiones han sido las más oídas por los libreros durante los últimos años. Nos hemos acostumbrado a leer ediciones que sean más económicas y que además nos sean fáciles de llevar de un sitio a otro. Los volúmenes de grandes dimensiones y encuadernaciones muy pesadas, no están de moda. Recurrimos a lo más económico y a lo más práctico.
El boom de los ebooks y la posibilidad de descargarse un libro de
una forma sencilla ha desplazado en cierta medida a las típicas
ediciones impresas. Sin embargo, antiguamente esto no era así, la
edición y la impresión de los libros era un trabajo laborioso que es
muchas ocasiones daba lugar a verdaderas obras de arte. Se utilizaban
materiales naturales como la piel de cabra, los pergaminos y algunas
ocasiones hasta metales preciosos como el oro.
Hoy en día los ejemplares que han sobrevivido el paso del tiempo, son considerados como todo un tesoro,
además de ser codiciados por multitud de coleccionistas. Uno de ellos,
el bibliógrafo Francisco Vidal López, ha cedido parte de su preciada colección para que formen parte de una exposición en el salón de actos del Concello, en Ourense.
Los libros exhibidos datan de entre los siglos XV y XIX y entre todo el conjunto se encuentran títulos como el Códice Calixtino, cuyo origen es la Catedral de Santiago, una de las dos únicas copias de una cédula real firmada por el soberano Carlos I en 1595 a favor del conde de Villalba para nombrarlo caballero de la Orden de Santiago; una reproducción de las Cantigas de Santa María, obra magna de Alfonso X El Sabio, varias versiones antiguas de El Quijote y una “Historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón” de 1880, entre otras.
Los libros exhibidos datan de entre los siglos XV y XIX y entre todo el conjunto se encuentran títulos como el Códice Calixtino, cuyo origen es la Catedral de Santiago, una de las dos únicas copias de una cédula real firmada por el soberano Carlos I en 1595 a favor del conde de Villalba para nombrarlo caballero de la Orden de Santiago; una reproducción de las Cantigas de Santa María, obra magna de Alfonso X El Sabio, varias versiones antiguas de El Quijote y una “Historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón” de 1880, entre otras.
Este tipo de iniciativas pueden ser un gran aliciente para evitar la desaparición de los libros como tal. Recordándonos que muchos de ellos son verdaderos tesoros que merece la pena conservar.